"Sólo puedo decir que es uno de los juegos que más me ha gustado del Curso de Inglés.
Una de las cosas más divertidas fue ver cómo el policía pedía que le contaras la historia de por qué estabas en la cárcel: unos decían que le habían metido porque estaba loco, otro que fue con cinco años cuando cometieron el crimen; y hasta había quién decía que había matado al presidente del gobierno. ¡Qué cosas!
Los reclusos en formación tras la llamada del Alcaide
Un consejo muy importante es que no os topéis con ningún poli corrupto: no gustaría decir nombres -Juanfran M.- porque a los 30 segundos de empezar el juego me llevó directamente a la nevera, un lugar terrible donde después de hacer "voluntariamente" 20 flexiones te tenías que dar un "bañito de barro" porque es bueno para la piel, decía el policía... Luego tenías que pasar a arreglarte en la piscina.
Alguaciles clave: Sergio, Jesús R., Nacho N., Javi M. y Miguel R.
Dos reclusos intentando conseguir que uno de los alguaciles les diera trabajo
Lo bueno fue tener confianza con Jesús: no se lo digáis a nadie, especialmente al Alcaide, pero fue uno de los policías que más nos ayudó en la evasión. Me lo conseguía todo: brújula, dinero, equipamiento básico de fuga,...
Me he olvidado mencionar a Pachonaitor o Rafael Luis: una de sus pruebas favoritas fue ordenar que los reclusos cantáramos Yo soy cani en la fuente por dos billetillos de nada (¡sólo por 10 troskys!) o también cantarle la Canción del Pachón. Además de cantar, tuvimos que ladrar y decir qué hace cada animal, distintos ejercicios de habilidad, prácticas de orden (alguno aprendió ayer a hacer la cama o a doblar una camiseta, entre otros aspectos), etc.
Así, tuvimos que conseguir el equipamiento básico -traje, brújula y pasaporte- y las distintas herramientas de fuga necesarias para realizar el plan de fuga: dinamita, pico, pala, tenazas,...
Las cámaras de la prisión tomaron esta imagen: tres reclusos intercambian material
Se vivieron grandes hazañas: los primeros fugados fueron Delfín C. Recluso 17, Pablo Á. Recluso 10, Mikota Recluso 21 y Pablo R. Recluso 9.
Algunos optaron por planes de fuga complicados, como la fuga en el coche del Alcaide (por ejemplo, Edu C. Recluso 2) o el plan suicida (sólo Ignacio S. Recluso 22 sobrevivió a esta dura prueba; otros, como Juan Antonio L. Recluso 3, cayeron en el intento).
Algunos pudimos salir y os lo podemos contar; otros murieron en el intento; muchos otros no lo consiguieron."
Así termina el valiente testimonio del que fue Recluso 19. Ha pedido expresamente que su identidad no se revele.
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